miércoles, 25 de agosto de 2010

Selecciòn de Venus & las Moscas (el golem ediciones, Mèxico 2010)


                                        (selecciòn de mi libro recién sacadito de la imprenta)


canto incompleto de una lengua minusválida (la persistencia de lo sonoro)

la reivindicación
de un ángel caído
es posible sólo desde el suelo
aún si ese ángel recorre la acera de memoria
y su lengua borrada atraviesa
cada uno de los destinos imaginados
por su padre

y entonces como si el olor de lo descompuesto
sucumbiera en lo alto de la cima
las palabras se restriegan en una mente
un tanto incomprensible
que aparta de sí misma rabia
rencor
y el absoluto

brindo por los hombres sin espaldas
por las mujeres sin memoria
brindo por los ciegos
por los muros astillados
y las plataformas incendiadas
asimismo
brindo por los que han visto
la lengua de un erizo
y les ruego
que me regalen sus ojos

si esa lengua es igual de tersa
al conjunto todo de su piel
pido disculpas por arrancarla
con mis dedos
como hice con la mía

la lengua tumefacta de un hombre
es el color de su memoria
el rostro amoratado de sus manos
es el color de su presente
y su lengua absorbe desde siempre
las gotas de su vida evaporada





seis instantes en la vida de un pirómano


recuerdas padre
cuando incendié tu cama
y por causas que aún no entiendo
erré al incendiar la casa entera

cuando sentado
frente a la estufa
acercaba cuerpecitos
ensartados en alambre
hasta que el plástico derretido
me quemaba la piel

no eran suficientes
los juegos pirotécnicos
ni las fogatas en el jardín

recuerdas
nuestros rostros quemados
por una flama venida de lejos
algo encendido
en el fondo de nuestras voces
que nos rasgó la garganta
de igual manera
fundiendo nuestros huesos y sueños
llenándonos de flamas
y del humo que detestas

recuerdas padre
cómo era nuestra vida antes del incendio
el instante cuyas flamas
no apagaron mis orines

la lumbre brotando de los ojos
como las flamas más intensas
de la noche
que se encierra entre las manos

ardamos pues dijiste
ardamos desde dentro
en un altar absurdo
ardamos por nuestros pecados
que arda nuestra casa
y que los recuerdos
nos consuman lento
como la lumbre de un cerillo

que una flama venida de lejos
arrase nuestras huellas
y deje lampiños nuestros cuerpos
y el calor insoportable
arrase nuestras llagas
y nuestras escamas sufran el ardor
de los quemados

que la lumbre más intensa nos cocine
las entrañas
y nuestra vida
padre
ensartada en alambre
nos queme poco a poco la piel





al buen samaritano


tanto va el cántaro al agua dicen
que acaba por convertirse en agua
luego
el agua convertida en lodo
moldea al hombre a su antojo
y el agua derramada por los ojos
se evapora por la lengua
y se riega por el culo
y el hombre antes agua
(si es que lo fue algún día)
regresa convertido en polvo
y se pierde en la ventisca




canto de holofernes a judith posterior al desprendimiento (forzado) de su cabeza

un hombre no debería
necesitar una armadura
para dormir tranquilamente
junto a la mujer que ama
la fecha
para observar el reflejo de una mujer
de carne blanda
es la primicia que nos desplaza
al descubrirnos desnudos

dos son los ojos que dejan de mirar
y se pudren
al tiempo que la marca de la ausencia
deja un temblorcito al ras del cuerpo

la visión perdida de una hembra
destruye
como construye su aliento cercano
después del coito
y no sólo son necesarios los ojos
para dejar de mirarla
es necesario desprenderse
de su aroma impregnado
y de su imagen última
clavada en la retina

cuando el término dantesco
no es la analogía de
los nueve círculos del infierno
si no la descripción un rostro
ante la pérdida
de su beatriz
dos son los ojos que miran
y tocan un reflejo

dos son las manos en una silueta frágil
en la noche de la frontera prometida
lámina de calor y odio
el juego de los instantes y la gallina ciega

dos son los cuerpos que se separan
y se unen al ritmo de la danza más abrupta
dos son los ojos que se juntan y estallan
y dos las manos que retuercen un pescuezo

uno es el instante que envuelve el calor
de las semillas y la bruma de los labios
cuando el actor más improvisado
termina acariciando
con su lengua
las palabras más obscenas

el aroma de una hembra
resuena en los oídos
y los muros más endebles
terminan por aplastarnos
y cortarnos la cabeza

 
 
 
églogas abordo de un grand marquiz 89

me he esforzado los últimos años
en borrar el rostro de un caballo
bajo las llantas carablanca
de un marquiz 89

el parabrisas estrellado
la sangre del toldo
el aroma del mezcal
y el sudor de las montañas

no me hables de los pájaros
ni del viento
ni de los ríos
ni de los ojos que jamás cicatrizan

he olvidado mi cuerpo de mosca
y tu cuerpo de mosca
que vuelan alrededor
de las ventanas cerradas
adivinando a tientas el origen de la luz

metí mi lengua
en tu cara blanca
sin confiar en el simple
abrazo de los huesos
y vi tu cara blanca
transformarse en una mancha

las últimas caricias están a mi nombre
y nuestros deseos
sólo son palabras anfibias
en el lodo de mis labios
atravesando un camino
asfaltado con saliva

me he esforzado los últimos años
en borrar el recuerdo de tu cuerpo
abordo de un marquiz 89

bajo la cara blanca de una luna
violada




un hombre que camina deja tras de sí carne hueso y tegumentos en la acera (mi rostro tras el photoshop)

caín plantó una bandera en el culo de la tierra
cuando la sangre de su hermano
brotó como una fuente de su cabeza
eva lanzó besos a sus hijos muertos
desde la colina más alejada de la tierra
donde la noche es la puta de los locos
y los ángeles mueren electrocutados
donde cada escalera roja
guarda una letra en sus peldaños
y cada prostituta negra blanca o transparente
cubre cada uno de sus pechos con una lentejuela

una máscara de porcelana
rompe su estructura al ser tocada por el suelo
sin tomar en cuenta que la muerte
se calza los zapatos de un hombre al dejar su carne viva

cuando cada hombre y cada mujer
tiene un doble al cual responden
y cada doble responde únicamente
a su instante perpetuo tras la mirada de su dueño
mi doble y yo solemos mirarnos a los ojos
los cuales tenemos inmensamente abiertos
e inmensamente redondos
más grandes que los güevos como nos dijeron alguna vez

pero los ojos tienden a cerrarse
y lo verdaderamente deleznable
es el hombre tras el espejo que me grita por mi nombre
cabrón bastardo hijoputa chingatumadre

la barbarie escoge como síntoma primero el desencanto
y está escrito en el dorso de nuestra mano
que el destino no tiene nombre
y nuestro nombre carece de destino
escrito en todos y cada uno de mis ojos
que la ingestión indiscriminada de la carne
merma inevitablemente cualquier rastro del origen

cuando los ángeles juegan a recoger niños muertos
en el ensueño y la vigilia
los fantasmas mantienen viva su memoria
sobre la letra final
del libro aún no escrito
que vuela y se incrusta en la frente
como la saliva de un extraño
quien recita en oraciones sus fantasías ocultas