sábado, 31 de julio de 2010

Michel Houllebecq El chico malo de la literatura francesa

                                                                 


El pasado 26 de noviembre de 2009, tuve la oportunidad de escuchar y ver de cerca a Michael Houllebeq el llamado “Niño terrible de la literatura francesa” aunque para ser franco, ese apelativo, dista mucho del arquetipo de salvajismo y rebeldía desenfadada que podría evocar.

Acompañado del músico Alonso Arreola, Houllebecq recitó poemas y fragmentos de sus novelas mientras el bajista improvisaba piezas que, mezcladas con los furiosos textos del escritor, convirtieron el entorno en poco menos que un concierto, pero mucho más que un simple recital.

Originario de Saint Pierre, Isla de Reunión, Houllebecq es considerado in hito dentro de la literatura europea actual, es decir, un escritor al que el tiempo le ha hecho justicia y la posteridad se encargará aún de juzgar.
Su obra en conjunto no es lo que podría llamarse una literatura de fácil acceso, se le ha tildado de misógino, obscuro, xenófobo, y ultraderechista; apelativos que no ha intentado aclarar del todo, sin embargo, a pesar de la fama que lo precede, su obra extrañamente se ha convertido en una de las más leídas y comentadas en la Europa en los años recientes.

Aquella noche, el exterior de La Casa del Lago lucía repleto. Todos los asientos estaban ocupados e incluso a pesar del intenso frío la plataforma acondicionada para el evento estaba rodeada de ávidos escuchas del “Niño terrible“.

Con una timidez casi patológica y el cuerpo encorvado, Houllebecq comenzó el recital mientras a sus espaldas se proyectaban las traducciones de sus textos, que por desgracia, en más de una ocasión no concordaban con los leídos.
Por poco más de una hora (según mi memoria) Houllebecq mantuvo pendiente al respetable prendido de sus asientos , mientras con su voz grave recitaba el repertorio permitiéndose en algunos instantes, tomar un trago de agua, y en otras tantas dar una bocanada de humo, o esbozar unos disimulados pasos de baile al compás del las cuerdas - para ese entonces la timidez se había esfumado-.

Michel Houellebecq se dio a conocer en el medio literario europeo a través de cinco novelas, sin embargo, antes de convertirse en una “estrella literaria” publicó cuatro poemarios (disponibles en México con los títulos de Renacimiento y Supervivencia editados por la editorial española Acuarela y Antonio Machado Libros) en los cuales el preámbulo a la crudeza de sus obras novelísticas se muestra a tope.

Es de llamar la atención el uso de la métrica y la poesía clásica para tratar temas de actualidad, con una visión particular e implacable de su entorno, aunque por desgracia el sentido de la musicalidad se pierde debido a la traducción, pero  sin lugar a dudas, gracias a que en su mayoría los textos son de corte anecdótico, el foco central del tema permanece casi inalterable.

Al terminar su set, Houllebecq en un castellano memorizado, se despidió por el micrófono: “Muchas gracias” para ser correspondido con un efusivo aplauso de los presentes, de entre los cuales, muchos trataron de acercarse al entarimado en busca de un autógrafo que nunca se plasmó después que Houllebecq saliera escoltado por un grueso equipo de seguridad que no opacó en absoluto la velada.


 Sus obras y opiniones, muy críticas con el pensamiento políticamente correcto lo han situado en la mira, por si fueran pocos los reproches, debido a algún pasaje de Plataforma donde aparece el tema del terrorismo islamista, se le sumó el apelativo de "islamófobo", debido también a la declaración en la revista literaria Lire, publicada en septiembre de 2001, en la que afirmó que «la religión más idiota del mundo es el Islam» y que «cuando lees el Corán se te cae el alma a los pies».

Houllebecq se sitúa en el peligroso juego de la irreverencia. Desde sus primeras publicaciones, la polémica lo ha seguido al igual que sus detractores entre los cuales algunos afirman que su éxito es una simple llamarada pasajera.

La decadencia total y la deshumanización del hombre como leitmotiv de su obra, acarrean más de una mueca en el mundo literario, no así en el Marketing que gira alrededor de su figura como niño terrible, de la que probablemente, no sea tan inconsciente, provocando así,  el juego idóneo entre el escritor maldito y la estrella literaria.


NACIMIENTO ACUÀTICO DE UN HOMBRE


Primero está ese acto que bien se ha de calificar de carnal
A falta de un término mejor
Acto en el que, sin embargo, comprometemos buena parte de
nuestros recursos espirituales
Y de nuestras creencias
Dado que nosotros creamos las condiciones, no solamente para un
ser, sino también para el mundo, de un nuevo nacimiento,
Nosotros fijamos su inicio y tal vez su término.

Luego está esa especie de ser animal
Que resulta muy difícil relacionar con la mujer
Tal y como la conocemos
Me refiero a la mujer de nuestros días,
Esa que coge el metro
Y que no es capaz ya de amor alguno.

Està ese gesto del beso que remonta de forma tan natural hasta los
labios y las manos
Ante el objeto arrugado que sale
Que estaba protegido todavía hace unos instantes
Que acaba de caer brutalmente en dirección a lo humano
De forma irremediable
Y lloramos, también nosotros, esa caída.

Está esa especie de creencia en un mundo liberado del mal
Y de los gritos, y del sufrimiento,
Un mundo en el que encarar el horror del nacimiento
Como un acto amistoso
Me refiero a un mundo donde se pueda vivir
Desde el primer instante
Y hasta el fin, hasta el término natural;
Tal mundo no está en ningún caso descrito en nuestros libros.

Existe en potencia.




EL LARGO CAMINO A CLIFDEN


Al oeste del Clifden, promontorio
Allá donde el cielo se convierte en agua
Allá donde el agua se convierte en memoria
Justo a orillas de un mundo nuevo

A lo largo de las orillas de Clifden
De las verdes colinas de Clifden
Yo iré a depositar mi pena.

Para aceptar la muerte hace falta
Que la muerte se convierta en luz
Que la luz se convierta en agua
Y que el agua se convierta en memoria

El oeste de la humanidad entera
Se encuentra en el camino de Clifden
En el largo camino a Clifden
Donde el hombre viene a dejar su pena
Entre las olas y la luz.


          
                *

Hablemos de heno y fetos
Las vacas , a veces , se ponen nerviosas
Y bajo las marquesinas de autobús
Se ahonda su mirar dolorido.

Yo admiro enormemente a las vacas
Pero , de noche, es de las potrancas de quien me acuerdo.
Me hubiese encantado ser un Apache,
Pero trabajo en la Dèfense

Si conocéis la torre GAN
Ya conocéis mi existencia;
Observad la forma de mi cráneo,
Imaginaos experiencias.

Me hubiese encantado una pradera
Inmensa y gris bajo el viento
Me hubiese encantado una patria,
Algo que fuese fuerte y grande.

Las potrancas avanzan y retroceden,
Su comportamiento es prudente
Los comerciales son unos crápulas,
Pero sonríen con todos sus dientes.

                   

                          *

Cuando percibía mi presencia , tensaba la pelvis
Y decía irónica: ¡Qué amable ha sido viniendo…!
Yo echaba un vistazo a la curva de sus pechos
Y entonces me iba. Mi escritorio estaba desnudo.

Cada viernes yo tiraba documentos
Para reencontrar los lunes un despacho idéntico
Y me encantaba. Ella era patética,
Era una secretaria de carnes averiadas.

Vivía vagamente muy cerca de Cheptainville
Con un hijo pelirrojo, cintas de video
No conocía los rumores de la ciudad
Y los sábados por la noche alquilaba películas porno.

Mecanografiaba el correo y me gustaba su cara,
Tanto se esforzaba por ser buena empleada
Tenía treinta y cinco años, tal vez cincuenta,
Ella iba hacía la muerte y no tenía edad.



EL INSOPORTABLE RETORNO DE LAS MINIFALDAS


En el metro, las mujeres jóvenes
Circulan en un ambiente de drama
En el mes de mayo, tan deseables,
He salido sin mi maletín.

¿Ocasión de “aventuras sexuales”?
¿Sabios juegos de seducción?
Mis jornadas son netamente reales,
Accedo a la estupefacción.

El infinito de vagones plomizos
De la línea 8 (Balard-Crèteil);
Al día siguiente me caí era un día de sol.

Se inauguraba la primavera
A base de falditas enloquecedoras
Ya no me quedaba mucho tiempo

(Y sentía mi carne viva).



ESTANCIA-CLUB


El poeta es aquel que se embadurna de aceite
Antes de haber usado las máscaras de supervivencia
Ayer por la tarde el mundo era dócil,
Soplaba una brisa sobre las radiantes palmeras

Y yo estaba a la vez en otra parte y en el espacio,
Conocía el Sur y las tres direcciones
En el cielo empobrecido se dibujaban estelas,
Me imaginaba a laos ejecutivos sentados en sus aviones

Y los pelos de sus piernas, muy similares a los míos
Y sus valores morales, y sus amantes hindúes
El poeta es aquel, casi igual a nosotros, que menea la cola en compañía de los perros.

Me habría podido pasar tres años junto la piscina
Sin llegar a distinguir el cuerpo de los veraneantes,
La agitación de los cuerpos atraviesa mi retina
Sin despertar en mí ningún vivo deseo.