martes, 4 de mayo de 2010

Eros Alesi

Eros Alesi

Tenía diecisiete años cuando por casualidad llegó a mis manos el libro de Alesi: “Mamá Morfina”.
Por aquel tiempo mi afinidad con la poesía era ciertamente limitada, y para ser sincero la adquisición fue más un impulso marcado por lo llamativo de la portada y el título, que por el contenido.
Mi nueva posesión pasó a formar parte de los libros en reserva de mi biblioteca, es decir, todos aquellos libros que por alguna causa uno no sabe por que adquiere, pero que algún día espera leer.
Unos años después al revisar el prólogo de Guillermo Fernández (el traductor) lo primero que saltó a la vista fue la fecha de la muerte del poeta: 1971. Eros Alesi se suicidó a los veinte años (justamente la edad que yo tenía cuando leí sus poemas por vez primera)
Originario de Ciampino (Lazio) Italia, se suicida en Roma en 1971. Adicto a la morfina y a otras drogas, Alesi  forma parte de la enorme lista de escritores que decidieron poner fin a su vida.
Los escasos poemas que de él se conocen fueron publicados hasta 1973, dos años después de su muerte.
Mamá Morfina es un libro breve. Un puñado de poemas con un lenguaje brutal, cotidiano, pero sumamente lúcido que en ningún momento pierde el sentido poético,donde las metáforas, el lenguaje violento y certero conducen al lector por la ruta de Eros y su indubitable coqueteo con Tánatos, la adjetivación cumple su cometido primario y brinda a los textos una fuerza que los hace fluir sin coerción alguna.
Eros Alesi es un personaje límite, a quien la náusea y el peso de la realidad obligaron a tomar una ruta  que lo separó de la crudeza que le rodeaba.
Su poesía nos sumerge en un abismo y nos hace voluntaria o involuntariamente partícipes de él.
Mamá Morfina es un libro imprescindible en cualquier biblioteca, su lectura es obligada sobre todo si se ronda la edad de Alesi al escribirlo.


  Papá (Caro Papà)


Tú que estás ahora en las pasturas celestes, en las pasturas terrenas, en las pasturas marinas.
Tú que estás ahora en las pasturas humanas. Tú que vibras en el aire. Tú que aún amas a tu hijo Alesi Eros.
Tú que has llorado por tu hijo. Tú que sigues su vida con tus vibraciones pasadas y presentes.
Tú que eres amado por tu hijo. Tú el único que estaba con él. Tú a quien llaman muerto, ceniza, inmundicia.
Tú que eres mi sombra protectora.
Tú a quien amo en este momento y siento más cercano que cualquier cosa.
Tú que eres y serás la fotocopia de mi vida.

Que tenía 6-7 años cuando te veía Hermoso-fuerte-orgulloso-seguro-arrogante., respetado y temido por los demás, que tenía 10-11 años cuando te miraba violento, ausente, malo, que te veía como a un ogro,
que te consideraba un Bastardo porque golpeabas a mi mamá.
que tenía 13-14 años cuando yo veía que veías perder tu papel.
que yo veía que veías el surgimiento de mi nuevo papel, del nuevo papel de mi madre.
que tenía 15 años y medio cuando yo veía que veías los litros de vino y las botellas de coñac que aumentaban espantosamente.

que yo veía que veías que tus miradas ya no eran hermosas-fuertes.- orgullosas, fieras respetadas y temidas por los demás.
que yo veía que veías alejarse a mi madre, que yo veía que veías el inicio de un normal dramático desmoronamiento.
que yo veía que veías los litros de vino y las botellas de coñac aumentando considerablemente.
que tenía 15 años y medio viendo que veías que yo escapaba de casa, que mi madre escapaba de casa.
que tú querías representar al Duro
que no tuviste a ninguno
Que te quedaste solo en una cosa con dos cuartos más servicios.
que los litros de vino y las botellas de coñac siguieron aumentando
que un día, que el día, en el cual viniste a sacarme de los separos secretos de Milán, vi que te vacías solo. que tú querías a tu mujer o a tu hijo o a los dos en aquellos cuartos más servicios. que he visto que veías que estabas dispuesto a todo con tal de recuperarnos.
que he visto que has visto tu mano tendida en señal de paz, de armisticio.
que he visto que has visto sobre tu mano un esputo.
que he visto que has visto tus ojos lagrimeando soledad incrustada de sangre masoquista, punitiva.
que he visto que has visto el deseo de querer castigar tu vida.
que supe que sabías que tu hijo era un drogadicto, que tu mujer esperaba un hijo de otro hombre (hijo que a ti no te quiso dar)
que ahora ves que veo que el primero eres tú. que juegas baraja con el descarte, haciéndote el descartado.
Pero jugando, igualmente. que ahora ves que veo que te adoro, que te amo desde lo más profundo del ser.
que ahora ves que yo veo que mi madre se lamenta. ALESI FELICE PADRE DE ALESI EROS
que ves que yo veo que he huido una vez más hacia la soledad.
que tú ves que yo veo sólo una gran, grandísima negrura, la misma negrura que yo veía que tú veías.
que seguirás mirando lo que veo.

                                                        
  Yo tenìa 14 años


Yo tenía 14 años cuando la sangre de mi ser se convirtió en un hueso caliente.
Tenía 14 años cuando la sangre de mi gusano se convirtió en un hueso caliente.
Y se encorvó, como hocico de caballo trotante, sobre los rizos de dos labios que chupaban la simiente vital.
Tres cruces y un fraile sin barba, en la tierra que bebe la sangre de dios/Amor por la situación nacida/Que las ondas vibrantes desgarran las tinieblas y le espesa densidad nebulosa de mis verdades.
Y el gran rechazo del sudario escarlata de la muerte, Que lloro sobre un cuaderno encontrado en las grutas del Pinicio.
Hierba verde sombreante y fresca.
Que el gran mar del relajamiento.
Que Roma.
Que los goterones y el vientecillo atlántico del 6 de marzo de 1970.
Que color de onda propia a los grandes sonidos que el vientecillo del 6 de marzo cubre, con la arena de la indiferencia oportunamente situacional, las masacres, los estragos de mis verdades.
Después de cuanta sangre coagulada tendré que acumular mi credo en la máquina destructo-creativa del espacio.



Querida, dulce, buena…


Querida, dulce, buena, humana, social mamá morfina. Que tú, solamente tú, dulcísima mamá morfina, me has querido, como yo quería. Me has amado totalmente.
Yo soy el fruto de tu sangre. Que sólo tú has logrado que me sienta seguro.
Que tù has logrado darme el cuantitativo de felicidad indispensable para sobrevivir.
Que me has dado una casa, un hotel, un puente, un tren, un portón, y los he aceptado; que me has dado todo el universo amigo.
Que me has dado un rol social, que pide y da.
Que a mis 15 años acepté vivir como ser humano “hombre”, sólo porque estabas tú, que te ofreciste a crearme por segunda vez. Que me enseñaste a dar los primeros pasos. Que aprendí a decir las primeras palabras.
Que sentí los primeros sufrimientos de la vida.
Que experimenté los primeros placeres de la nueva vida.
Que he aprendido a vivir como siempre soñé vivir
Que he aprendido a vivir bajo los innumerables cuidados y atenciones de mamà morfina.
Que jamás podré renegar de mi pasado con mamá morfina.
Que tanto me ha dado.
Que me ha salvado del suicidio de la locura que casi habían destruido mi salvavidas.
Que hoy 22-XII-1970, que aún puedo gritarle a los demás y a mí mismo, a todo lo que es fuerza noble, que nada ni nadie me ha dado tanto como mi benefactora, protectora mamá morfina.
Que tú eres infinito amor, infinita bondad. Que yo sólo te dejaré cuando esté maduro para la muerte amiga o cuando esté tan seguro de mis fuerzas para lograr estar en pie sin las potentes vitaminas de mamá morfina.

Eros Alesi. Mamá Morfina
Ed. Bonobos 2003
Traductor: Guillermo Fernández


                   

sábado, 1 de mayo de 2010


Las palabras son nuestra arma
Decálogo más uno, para escritores principiantes (Juan Carlos Onetti)


I. No busquen ser originales. El ser distinto es inevitable cuando uno no se preocupa de serlo.
II. No intenten deslumbrar al burgués. Ya no resulta. Éste sólo se asusta cuando le amenazan el bolsillo.
III. No traten de complicar al lector, ni buscar ni reclamar su ayuda.
IV. No escriban jamás pensando en la crítica, en los amigos o parientes, en la dulce novia o esposa. Ni siquiera en el lector hipotético.
V. No sacrifiquen la sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni al triunfo. Escriban siempre para ese otro, silencioso e implacable, que llevamos dentro y no es posible engañar.
VI. No sigan modas, abjuren del maestro sagrado antes del tercer canto del gallo.
VII. No se limiten a leer los libros ya consagrados. Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz, hoy son genios.
VIII. No olviden la frase, justamente famosa: 2 más dos son cuatro; pero ¿y si fueran 5?
IX. No desdeñen temas con extraña narrativa, cualquiera sea su origen. Roben si es necesario.
X. Mientan siempre.
XI. No olviden que Hemingway escribió: "Incluso di lecturas de los trozos ya listos de mi novela, que viene a ser lo más bajo en que un escritor puede caer."